El plasma, una tecnología eficiente, eco-responsable y económica para el tratamiento de superficies

¿Qué es el plasma?

A diferencia de las materias sólidas, líquidas o gaseosas, las cuales se pueden encontrar naturalmente en el medio ambiente, el estado del plasma solo se puede obtener cuando se somete un gas a una ingesta continua de energía.

Como ejemplo: el estado de plasma se puede lograr al colocar 2 electrodos en un ambiente gaseoso y luego mantener el voltaje eléctrico para generar una descarga. Esta acción crea un ambiente ionizado que contiene muchas especies altamente reactivas, incluidos iones (cargados positiva o negativamente) y moléculas excitadas o metaestables.

Las propiedades de las especies reactivas se aprovechan para realizar un tratamiento de superficie puesto que estas últimas participan en reacciones químicas muy rápidas.

Plasma frio o plasma térmico

Dependiendo de cómo se produzca el plasma y del uso previsto, la temperatura del medio gaseoso puede permanecer baja, alrededor de la temperatura ambiente, o subir considerablemente hasta alcanzar temperaturas superiores a los 1000 ° C. Hablamos entonces de dos tipos de plasma: plasma frío o plasma térmico.

¿Plasma a presión atmosférica o plasma a baja presión?

El plasma se puede generar en condiciones de baja presión o a presión atmosférica.
En condiciones de baja presión, el estado del plasma debe obtenerse a través de una cámara de vacío acoplada a un sistema de bombeo para alcanzar una presión inferior a la atmosférica. Esta configuración abre grandes posibilidades para un tratamiento superficial; sin embargo, la duración de las fases de bombeo, la dimensión de la cámara de vacío y los costos asociados a la operación suelen ser inconvenientes que limitan las implementaciones potenciales a escala industrial, sobre todo en líneas de producción continuas.

A presión atmosférica, el estado de plasma se produce mediante dispositivos desarrollados específicamente para operar en estas condiciones. Esta configuración ofrece una doble ventaja económica: evita los costes de inversión de una cámara de vacío y del grupo de bombeo y, al integrarse directamente en las líneas de producción que operan continuamente, permite una alta productividad.